Enseñar es un acto complejo, enseñar es aprender, enseñar es más que un verbo, es una acción, es un arte, un acto de vocación y servicio a los demás, que desde mi experiencia permite mostrar mi lado más humano.
Enseñar, hace parte de mi profesión, de mi ser, la cual exige sacrificio, constancia, dedicación, responsabilidad y una constante formación a lo largo de toda la vida, porque a partir de esta se posibilita el desarrollo de competencias propias del ejercicio profesional, las cuales contribuyen a perfeccionarme y adaptarme a nuevos cambios.
Sin embargo, nunca estoy totalmente preparada, para cumplir con mi verdadera misión e intención de Enseñar, ya que como docente debo implementar a diario nuevas estrategias que permitan transmitir mejor mis conocimientos, crear e innovar, para lograr aportar a diario a la formación de los niños y niñas a mi cargo.
Para mí, enseñar es un reto, un desafío cotidiano que me invita a dejar huella, a participar en la formación de mis estudiantes, a preocuparme por sus aprendizajes, a dar un aporte desde el aula a la transformación de la sociedad.
Enseñar me pone una gran misión… me anima y me convierte a diario en “servidora de las vocaciones ajenas”.